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abril/2025 |
¿A
DÓNDE VA LA EXPLORACIÓN HIDROGEOLÓGICA?
Jordi Guimerà. Dr. en CC Geológicas. Amphos
21 |
|
Geólogo por la Universidad Autónoma de
Barcelona (1985) y Doctor en Ciencias
Aplicadas (Geología) por la Universidad
Politécnica de Catalunya (1992). Ha
desarrollado su actividad profesional desde
1997 en Amphos 21 (anteriormente QuantiSci y
Enviros). Su actividad académica de
desarrolló entre 1987 y 1997 en la UPC como
estudiante de doctorado, investigador post-doc
y profesor asociado del departamento de
Ingeniería del Terreno en la Escuela de
Ingenieros de Caminos. Entre 1992 y 1999 se
dedicó a la hidrogeología de medios de baja
permeabilidad, particularmente a su
caracterización in situ para proyectos
relacionados con el almacenamiento de
residuos radiactivos para ENRESA, NAGRA, SKB
y JAEA. Entre 1999 y 2010, gran parte de su
actividad la dedicó a suelos contaminados
por actividades industriales, por una parte,
a la obra pública y a la gestión integral
del agua por otra. Desde 2007 desarrolla el
negocio de la compañía en Chile, al que se
dedica full time entre 2010 y 2015, dando
servicios a clientes mineros en proyectos
relacionados con el ciclo del agua. Durante
ese periodo, ha dirigido el área de minería
de Amphos 21 (2010-2014), que engloba
operaciones en Barcelona, Santiago de Chile
y Lima y la gerencia general de la filial
chilena del grupo (2013-2014). Desde 2015
hasta 2020 dirige los Servicios Hidrológicos
de Amphos 21 Consulting, en el ámbito de la
ingeniería civil, gestión de acuíferos y
suelos contaminados. Actualmente es Director
de Proyectos y de la Entidad de Control
EC-135-SOL, una unidad administrativa
certificada por la administración de
Cataluña bajo el marco de la ISO 17020 en
los epígrafes de investigación, análisis de
riesgo y descontaminación. Parte de estos
trabajos se reflejan en 21 artículos
publicados en revistas internacionales, 113
contribuciones a congresos, y 6 capítulos de
libros. |
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Muchos de nosotros recordamos que, en los
inicios de nuestra carrera profesional, gran
parte de los proyectos estaban dedicados al
“desarrollo” de los acuíferos, en el sentido
de caracterizarlos, delimitar las zonas más
productivas y diseñar y perforar pozos para
el aprovechamiento del agua subterránea. Lo
que conoceríamos como “exploración
hidrogeológica”. Poco a poco empezaron los
casos de afección del agua subterráneas que
entre otros, dieron lugar a la jornadas de
Barcelona 1981 (!) y los proyectos de
exploración en el sentido estricto,
empezaron a declinar en España y la
profesión empezó a orientarse a aspectos de
la hidrogeología que requerían una atención
urgente como precisamente la calidad del
agua subterránea a corto y largo plazo y la
gestión de los recursos (sobreexplotación de
acuíferos, con el descenso progresivo de
niveles y/o salinización en zonas costeras).
La modelación numérica llegó para quedarse
como herramienta indispensable para la
planificación a todos los niveles.
La exploración a gran escala fue
progresivamente perdiendo interés y a
pequeña escala ha mantenido grupos de
trabajo que bien en las universidades, bien
en los centros de investigación o bien en la
administración, han ido caracterizando
aquellos sectores que poco a poco han ido
ganando terreno por ser de particular
interés. ¿Sería correcto decir que la fase 1
de la exploración se completó con la
delimitación de las masas de agua
subterránea? Las siguientes fases se han
orientado a una mejor caracterización en
términos de sectores pobremente definidos,
tiempos de residencia del agua subterránea y
lo que no es menor: mejora del conocimiento
para abordar casos de contaminación
complejos y no tan complejos.
Actualmente el Plan de Acción de Aguas
Subterráneas de la DGA afronta un número de
trabajos a escala estatal y otro a escala de
demarcaciones hidrográficas. Entre los
primeros, 16 de 95 están relacionados con el
conocimiento hidrogeológico y modelación, lo
cual apunta directamente a la exploración
como mejora del conocimiento de los
acuíferos para su gestión mediante modelos
numéricos. De las 19 líneas de trabajo
enumeradas a escala de Demarcación
Hidrográfica, muchas de ellas están
orientadas también a la exploración de
recursos (Estudios geológicos, de la zona no
saturada, de la recarga, caracterización
hidrogeoquímica) y casi todas tienen la
exploración en su base si por exploración
entendemos también la mejora del
conocimiento mediante unas técnicas u otras
de caracterización. ¿Podríamos decir que la
exploración ha pasado de la fase 1 a una
fase 2 de hibernación y ahora afronta una
fase 3? En todo caso, parece claro que la
exploración a gran escala, en el sentido de
”descubrimiento” de nuevos recursos está
alcanzando una asíntota que de momento
solamente se ve trastocada en épocas donde
la necesidad -sequía- motiva a la
administración a movilizar recursos para
encontrar nuevas fuentes.
A nivel europeo me atrevo a decir que la
situación es parecida variando en función
del porcentaje de uso de agua subterránea
por países. En cambio, en otras regiones
donde el nivel de desarrollo económico está
lejos de alcanzar niveles como España, por
poner un ejemplo, se dan posibilidades de
crecimiento en muchos sentidos y en
particular, de exploración hidrogeológica a
gran escala.
En Angola, entidades multilaterales
financian proyectos de exploración en el
sentido estricto desde hace más de una
década, coincidiendo con la estrategia del
país de dotar a su población de garantías de
abastecimiento más allá de la utilización
tradicional del agua superficial o de pozos
excavados a mano. La caracterización
geológica del país a gran escala -proyecto
PLANAGEO, con la participación de organismos
y empresas españolas- ha permitido delimitar
acuíferos y regiones de interés
hidrogeológico, aunque quizás no fueran el
primer objetivo del proyecto. Son estas
zonas de interés las que actualmente se
están explorando en detalle – a nivel fase
1- con el objetivo de dotar de agua potable
a la población. La puesta en marcha de
extensiones de regadío con agua superficial
y subterránea en cabecera de ríos como el
Boteti ha dado lugar a la merma de caudales
aguas abajo en otros países de la cuenca
como Botswana, pero eso sería un problema
como los que mencionamos anteriormente, que
en España derivaron en otra fase de
proyectos y trabajos después de la primera
exploración. Se da la circunstancia que la
participación en estos proyectos de
explotación de centros de investigación
europeos se traduce en zonas extremadamente
bien caracterizadas que incluso permiten la
elaboración de modelos numéricos, junto con
otras que esperan la puesta en marcha de los
más elementales parámetros de explotación,
vía los proyectos de exploración
En otros países como Kenia, se dan también
estas heterogeneidades de nivel de
exploración. Existen regiones donde el nivel
de conocimiento es tan amplio que incluso se
han realizado modelos numéricos por parte de
consultoras internacionales, junto con otras
donde el nivel de conocimiento se intuye a
través de datos de exploración petrolera de
hace décadas. En Kenia además se da la
circunstancia -no sé si en Angola también,
pero imagino que será común en otros países-
de una gran dispersión demográfica
necesitada de aprovisionamientos de agua
potable estables. Esta población convive
junto con otra gran población nómada, que se
aprovisionan de puntos de agua históricos, y
que a menudo entran en conflicto con los
centros que poco a poco les ganan terreno y
estabilizan el consumo de sus fuentes
tradicionales para el pastoreo. En Kenia,
como en Angola, organismos multilaterales
financian grandes proyectos de exploración
para hacer frente a este tipo de retos.
A menudo asistimos al “descubrimiento” de
nuevos acuíferos como el Neógeno de
Tanzania, acuífero que a pesar de ser
aflorante y reconocible su área de recarga
no se había caracterizado y puesto en
funcionamiento hasta hace poco más de una
década. Esto ha contribuido a garantizar el
suministro de grandes centros de población
cerca de la costa como Dar-er-Salaam.
En síntesis, creo que la exploración
hidrogeológica tiene un gran camino por
recorrer, tanto a nivel de nuestro país como
a nivel mundial. El grado de detalle
evidentemente no será el mismo ni los
resultados a corto plazo tampoco. Pero está
claro que existe un sinfín de oportunidades
para desarrollar conocimiento de los
acuíferos en todo el mundo con una
diversidad de tecnologías que sería largo de
enumerar aquí. Quizás en un próximo punto de
vista.
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enero/2025 |
¿POR QUÉ
EL BINOMIO INTELIGENCIA ARTIFICIAL-AGUAS
SUBTERRÁNEAS IMPORTA?
Lucila Candela Lledó. Dra. Ciencias
Geológicas |
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Investigadora
de IMDEA-Agua, ha sido profesora de la E.T.S.
de ICCP (UPC), profesora y miembro de la
Comisión Docente del CIHS (Barcelona) y de
la U. Libre de Bruselas (Bélgica). Ha sido
gestora del P.N de I+D+i en RH (MICON,
actual Ministerio de C.I.U) y ERANETs ‘Crue
e Iwrm.net (MICON- comunidad Europea); Vocal
del CNA Ministerio de Medio Ambiente y
vicepresidenta de la AIH-grupo español.
Miembro electo en comisiones del External
Advisory Group (Comunidad Europea), UNESCO-IAH,
U. de Edimburgo (Escocia), Ministère de
l’Environment (Francia) y ASEMWATER (China).
Especialista Especialista en hidrología
subterránea, con énfasis en recarga natural,
transporte de contaminantes en aguas
subterráneas y zona no saturada, (metales
pesados, microcontaminantes emergentes,
plaguicidas y nitratos). Ha publicado más de
100 artículos, libros y capítulos de libros
y dirigido tesis doctorales y de master. Ha
organizado cursos, seminarios y congresos a
nivel nacional e internacional y ha
participado como experta y conferenciante
invitada en paneles nacionales e
internacionales. Como investigadora
principal en proyectos financiados por
organismos nacionales e internacionales
(Diversos Programas Marco de investigación
de la comunidad Europea, DGXII, UNESCO, GEF,
Banco Mundial, OIEA), empresas y
administración. La financiación externa para
estancias en el extranjero cabe destacar
financiación Fullbright. |
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Huelga decir que actualmente todos somos
conscientes que en la era digital el avance
de las nuevas tecnologías y la Inteligencia
Artificial (IA) han trasformado nuestro
entorno con soluciones rápidas y eficientes.
La carrera por el dominio de la IA es un
objetivo a nivel mundial, como se ha
constatado en la reciente conferencia anual
del Foro Económico Mundial en Davos,
orientado a temas económicos y políticos, y
donde la IA ha constituido un foco de gran
atención.
Entre los muchos ejemplos que se podrían
citar es conocida la generación de imágenes
con herramientas de IA de personajes que se
profesan antipatía mutua fundidos en un
abrazo, o la mejora artística de imágenes
(cualquier adolescente es conocedor de esta
herramienta). Por ello, la IA está integrada
en casi todos los productos de Microsoft y
Google de uso más o menos habitual. Por lo
que respecta a la gestión del agua, también
es frecuente su uso en distintos campos,
como en localización de fugas, procesos de
optimización, entre otras aplicaciones.
Un breve repaso a la IA indica que los
datos, los científicos/profesionales
(generalmente del campo de la estadística,
programación o matemáticas) y la potencia
computacional son los aspectos fundamentales
de su desarrollo; este último directamente
ligado a las enormes cantidades de energía
necesarias para gestionar los modelos. El
consumo de electricidad en los centros de
datos tiene un impacto físico significativo
en los Recursos Naturales, especialmente en
la demanda de agua. Su constatación ha
conducido a introducir el término de huella
hídrica de la IA.
De acuerdo a estimaciones, por cada
secuencia de instrucciones de la IA se
consumen en los centros de datos que la
albergan aproximadamente 0.5L. Para el
periodo anual 2021 a 2022 Microsoft ha
aumentado el consumo de agua un 34% y Google
un 22%; se desconocen los datos de Amazon.
Datos procedentes del Instituto de la
Ingeniería de España indican que Chat GPT-3
consume alrededor de 2L de agua para
realizar entre 10-50 consultas. ¿Por qué los
centros de datos necesitan tanta agua?: la
necesidad de mantener temperaturas óptimas y
bajo control en los servidores y racks de
hardware informático a escala industrial
requiere circular agua como refrigerante de
forma continua. Es previsible que el
creciente establecimiento de centros de
almacenamiento y gestión de centros de
datos, en el mundo y en nuestro país,
conduzca a un aumento de la demanda de los
RRHH.
El otro aspecto de la IA, relacionado
directamente con la hidrogeología y las
aguas subterráneas, es el uso de Machine
Learning o Deep Learning, frecuente en el
mundo académico y que seguramente su
transferencia al mundo profesional acabará
llegando tarde o temprano.
Si nos atenemos a las definiciones, Machine
Learning (ML) es un subconjunto de la IA
centrado en el desarrollo de algoritmos que
mejoran de forma automática a través de
experiencias y mediante el uso de datos. En
Machine Learning se capacita el aprendizaje
de los ordenadores a partir de datos para la
toma de decisiones o realizar predicciones,
sin haber sido programados de forma
explícita para ello. Así, en ML se le
proporciona al ordenador unos ejemplos
(datos) y se le pide calcular/ejecutar.
Llevar a cabo el proceso solo depende del
ordenador y está basado en los ejemplos
proporcionados: según se le proporcionen más
datos la máquina aprende mejor ¡por ello los
datos son el nuevo petróleo!.
En ‘Deep learning-DL no se le proporcionan
ejemplos previos y sin intervención humana
un algoritmo descubre los patrones generales
de los datos y determina si una predicción
es suficientemente precisa.
Trabajos basados Machine Learning o Deep
Learning para cálculo de la recarga natural
a los acuíferos de forma automatizada o para
caracterizar la geometría de un acuífero
mediante la combinación de datos procedentes
de Landsat, resultados geofísicos, mapas
geológicos, MDT, datos de ensayos de
bombeo…etc., son prácticas actuales. En
otras aplicaciones, para obtener el
resultado buscado se ponen a punto modelos
numéricos a partir datos almacenados en
soportes informáticos y mediante la conexión
o acoplamiento de algoritmos y su validación
estadística, se obtiene y acepta el
resultado final; sin una aparente
intervención humana (salvo generalmente,
teclear y evaluar datos por pantalla o por
parámetros estadísticos…). A nivel académico
empieza a ser frecuente encontrarse en
trabajos relacionados con el ciclo
hidrológico, como los anteriormente
mencionados que plantean dudas sobre los
resultados obtenidos, donde la parte
conceptual relativa a los procesos es
insuficiente y la componente humana
(conocimientos, análisis, evaluación o
síntesis de la información) está
prácticamente ausente. Debido al proceso, se
debe añadir que en ocasiones los autores del
trabajo tienen dificultades para por ejemplo
explicar un resultado poco coherente o la
selección de un determinado parámetro.
Evidentemente
no se puede negar que la IA se ha
establecido en los últimos años como un
poderoso auxiliar para la investigación
científica, incluso existe la percepción de
que algunos descubrimientos recientes no
habrían sido posibles sin ella. Pero
volviendo al ejemplo inicial, podremos
mejorar una imagen de forma artística…pero
parece ser que el mejor artista será aquel
quien más atinadamente sepa dar las
instrucciones a la máquina que los crea.
Cuando se plantean los posibles retos sobre
el Futuro del Agua (ver CAS: De Bustamante,
2019; Jiménez, Mayo 2019; López Geta, marzo
2020) es importante reflexionar sobre el
impacto de la IA, sobre si se le debería
considerar como una herramienta más o como
un salto cualitativo, y que consecuencias
cabe esperar en un futuro no muy lejano. Si
durante muchos años nuestra tarea ha sido el
luchar contra las pseudociencias en las
aguas subterráneas, ahora nos enfrentamos a
una lucha más impersonal para la aplicación
veraz de la tecnología, sean chatbots, IA o
Machine Learning, entre otras que desconozco
y que seguramente no tardarán en aparecer.
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